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19/12/2017 08:02:28
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Los biosimilares permitirán un ahorro en salud de 1.965 millones en los próximos tres años

Aunque parezca algo novedoso lo cierto es que llevamos hablando de medicamentos biosimilares desde hace once años. Fue en 2006 cuando hicieron su primera irrupción en el mercado y desde entonces se han ido ganando amigos y enemigos indistintamente. Pero ojo: los expertos coinciden en que están aquí para quedarse. Aunque no se trata de conquistar por la fuerza ni de “imponer”, sino más bien de convencer, como decía Gonzalo Calvo, jefe del Servicio de Farmacología Clínica del Hospital Clínic de Barcelona.

Argumentos para ganar el debate no faltan y ahora se encuentran recopilados en el ‘Libro blanco de los medicamentos biosimilares en España: Innovación y sostenibilidad’ elaborado por la Fundación Gaspar Casal y Sandoz. En esa presentación estaba, entre otros, Javier Castrodeza, secretario general del Ministerio de Sanidad, quien auguró “un presente evidente y un futuro muy prometedor” para los biosimilares. Si miramos al presente, saltan los datos, en su mayoría positivos, como los 478 millones de euros que le han ahorrado al Sistema Nacional de Salud desde el año 2009.

La mayor parte se produjo entre 2015 y 2016 con la comercialización de los biosimilares de infliximab y de la insulina glargina. Ellos solos supusieron un 68 por ciento del ahorro estimado. Si miramos al futuro, según datos del profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha, Álvaro Hidalgo, desde el ejercicio actual y hasta 2020, la cantidad que se va a quedar en los bolsillos del Sistema Nacional de Salud es al menos el doble. Sus estimaciones apuntan a unos 1965 millones de euros, justificados por distintos factores.

El primero, el elevado coste farmacológico de los anticuerpos monoclonales que se utilizan en enfermedades como la psoriasis y la artritis reumatoide. “Se ahorra solo con la presencia de biosimilares en el mercado”, apuntaba el profesor Hidalgo, porque favorecen la competencia y la bajada de precios de los biológicos. “Permiten mejorar la sostenibilidad del sistema y ampliar la inversión en I+D; incluso la industria innovadora debería estar interesada en los biosimilares”, lanzaba Gonzalo Calvo.

Reforzaba esa línea Miguel Ángel Abad, miembro del Comité de expertos en Biosimilares de la Sociedad Española de Reumatología: “No olvidemos que gran parte de la industria innovadora es la que está desarrollando en la actualidad los biosimilares” y animaba a disipar las dudas existentes en cuando a seguridad o calidad porque es algo “que no debe cuestionarse”. Y se preguntaba, “Si me fío de las decisiones de la EMA en materia de innovadores, ¿por qué vamos a desconfiar de ella cuando se trata de los medicamentos biosimilares?”.

 



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