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29/08/2019 08:32:41
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La crisis de los opioides empieza a pasar factura a las farmacéuticas

Un juez de Oklahoma condena a Johnson a pagar 515 millones por propulsar la epidemia en el estado

No es más que un dato aséptico, pero sirve para ilustrar la penetración de los analgésicos opioides en la sanidad estadounidense. Solo en el año 2015, se vendieron más de 326 millones de pastillas en Oklahoma, un estado de cuatro millones de habitantes, el equivalente a 110 pastillas para cada uno de sus adultos. Los costes de ese tsunami de narcóticos, que ha dejado un reguero de adicción y muerte en todo el país, habían recaído ahora casi exclusivamente en los pacientes y los municipios más golpeados por la epidemia. Un desequilibrio que está empezando a cambiar. Un juez de Oklahoma ha impuesto a Johnson & Johnson una multa de 574 millones de dólares (unos 515 millones de euros) por propulsar la crisis de los opioides en el estado. 

En la sentencia se esgrime que la multinacional estadounidense y sus subsidiarias se dedicaron a minimizar con agresivas campañas promocionales los riesgos de adicción de los opioides al tiempo que alertaban de la prevalencia del dolor no tratado. La compañía inundó el estado de visitadores médicos recompensados con jugosos incentivos para convencer a los galenos de que era necesario aumentar la prescripción para solucionar el problema. Y dio prioridad a los profesionales más tendentes a recetarlos, untándolos a menudo con pequeños regalos y prebendas. “El aumento de la adicción a los opioides y las muertes por sobredosis no fue una coincidencia, corrió en paralelo al aumento de las ventas”, escribe el juez Thad Balkman en la sentencia. 

El magistrado ha fundamentado su veredicto sobre el “perjuicio público” que causaron las acciones de la compañía. Más de 6.000 personas han muerto por sobredosis de fármacos derivados del opio en Oklahoma desde el año 2000. “La crisis de opioides ha asolado el estado y debe ser aplacada inmediatamente”, añadió el juez. Su sentencia tiene una enorme trascendencia porque es la primera vez que un tribunal estatal responsabiliza a las farmacéuticas de la crisis que ha hecho estragos en el país desde mediados de los años noventa. Y es solo el principio de una ofensiva judicial que los expertos han comparado con la que enfrentaron en su día las tabacalerasCuarenta y ocho estados y casi 2.000 municipios, condados y tribus indias han demandado a una larga lista de fabricantes de opioides, distribuidoras y cadenas de farmacias.

Oklahoma llevó también a los tribunales a Purdue Pharma y la israelí Teva, pero ambos casos acabaron cerrándose con acuerdos extrajudiciales. A cambio del pago de 270 millones de dólares y 85 millones respectivamente, ni una ni otra tuvieron que reconocer responsabilidad alguna en la crisis. Johnson quiso en cambio demostrar su supuesta inocencia yendo a juicio, un tiro que acabó saliéndole por la culata. A pesar de la victoria de la fiscalía de Oklahoma, sus autoridades se han quedado muy lejos de los 17.500 millones de dólares a pagar en 30 años que pidieron de compensación en la demanda civil. 

Esa cifra sirve para ilustrar los costes mareantes de la crisis que enfrentan municipios y estados. Tanto en materia sanitaria como de seguridad o educación. Pero también la ambiciosa ofensiva judicial en curso para obtener compensaciones de los principales actores de la crisis. Dos condados de Ohio reclaman 7.200 millones a varias empresas del sector, mientras una demanda federal conjunta de cientos de municipios y condados aspira a obtener 483.000 millones, según fuentes de Reuters.

Para dolores crónicos

Los analgésicos opioides se administraron durante mucho tiempo con extrema cautela. Se reservaban para los enfermos terminales, los pacientes con cáncer o los tratamientos posoperatorios. Pero todo empezó a cambiar a mediados de los 90, cuando un grupo de médicos con apoyo de las farmacéuticas del ramo empezó a presentarlos como una suerte de panacea para toda clase de dolores crónicos al tiempo que ofuscaban su extraordinario poder adictivo y recomendaban tratamientos de larga duración. Según datos federales recientemente revelados, entre el 2006 y el 2012 las farmacéuticas pusieron en el mercado 76.000 millones de pastillas de oxycodona e hidrocodona, dos de los analgésicos más comunes. 

Millones de estadounidense se engancharon como si fueran caramelos. Primero, a los fármacos y, en oleadas posteriores, a la heroína y el fentanilo del mercado negro. La consecuencia: casi 400.000 muertos por sobredosis de opioides legales e ilegales entre 1999 y 2017, según cifras oficiales. 

La crisis está demostrando ser dificilísima de atajar, a pesar de que ahora sí se están tomando medidas y hay conciencia de las dimensiones de la catástrofe. Cada día mueren 130 estadounidenses por sobredosis de opioides legales e ilegales. Y aunque se ha reducido la prescripción, en 2017 se firmaron 191 millones de recetas de analgésicos narcóticos, según el Centro de Control y Prevención para las Enfermedades (CDC). Desde grajeas a fentanilo en parches. 

A medida que tomaba cuerpo el acoso judicial a las farmacéuticas y los grandes distribuidores, sus esfuerzos se centraron en promover sus opioides en otros países, España incluida, donde utilizan las mismas estrategias empleadas inicialmente en EEUU, según han alertado Naciones Unidas y varios artículos periodísticos. Es muy parecido a lo que hicieron en su día las tabacaleras. Las cinco mayores empresas del sector acordaron en 1998 el pago de más de 200.000 millones de dólares por los perjuicios causados por sus cigarrillos a la salud de los estadounidenses, en el mayor acuerdo extrajudicial de la historia. 

Johnson ha afirmado que recurrirá la sentencia de Oklahoma. “La compañía produjo medicinas que son esenciales para aquellos que sufren de un dolor debilitante”, dijo Sabrina Strong, una de sus abogadas, tras conocerse la sentencia. “Actuó de forma responsable”. Si bien los 574 millones que debería pagar al estado son una cifra llamativa, difícilmente minará su músculo financiero. La compañía, más conocida por sus productos de higiene familiar, ingresó el año pasado 85.000 millones de dólares. 



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