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10/12/2019 11:06:06
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La crisis todavía deja huella: el gasto sanitario en España es un 15% inferior a la media de la UE

En 2017, el desembolso per cápita que realizaba el Estado en materia de salud fue de 2.371 euros, una cifra que en el conjunto de la Unión Europea alcanzaba los 2.884 euros, según un informe elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde).

La herencia de la crisis todavía lastra el sistema sanitario español. En 2017, el gasto sanitario per cápita en España fue de 2.371 euros, prácticamente igual que el importe registrado en 2016. Asimismo, el desembolso por persona que realiza el Estado en materia de sanidad es un 15% inferior a la media de la Unión Europea (UE), según revela el Perfil sanitario nacional 2019, elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde).

El ente internacional atribuye este comportamiento a la recesión que se desató en 2008 a nivel internacional, una crisis económica que dejó muy tocada a la economía española. “Las reformas del sistema de salud en España en la última década se han visto influidas por medidas que respondían a la crisis económica en el marco del programa de estabilidad de la UE”, señala la Ocde. Estos cambios “han cambiado la gobernanza del Sistema Nacional de Salud y han redefinido el copago por parte de los pacientes de medicamentos”, añade.

Fruto de esta estrategia, el gasto público ha pasado a representar un 71% de toda la inversión sanitaria en 2017, un porcentaje que en el conjunto de la UE asciende al 79%. El informe señala que el gasto sanitario “ha comenzado a aumentar en los últimos años”, pero recuerda que “todavía sigue por debajo del nivel anterior a la crisis”.

El aumento de los pagos directos por medicamentos es otro de los efectos colaterales derivados de la recesión. Los pagos directos por fármacos (copagos de medicamentos y dispositivos médicos fuera de hospitales) representaron un 24% del gasto sanitario total en 2017, un porcentaje muy por encima de la media de la UE, que se encuentra en el 16%.

Otro aspecto relevante del informe es el número de médicos y enfermeros que hay en el país. En España, el personal sanitario se ha incrementado, tanto en cifras absolutas como relativas al tamaño de la población. Sin embargo, la temporalidad en los contratos ha ido al alza. Según datos recogidos en el documento elaborado por la Ocde, el 30% de los empleados del sector tenía un contrato temporal en 2017, un porcentaje que era el 27% en 2012.

Por otra parte “hay una inquietud creciente sobre la escasez de enfermeros y médicos, en particular de médicos de familia, ya que muchos se aproximan a la edad de jubilación”. En este punto, el ente internacional acusa al Gobierno español de no haber elaborado suficientes políticas de educación y captación médica más coherentes. Según la Ocde, esta acción “se ha visto obstaculizada por la falta de una visión clara y compartida entre las autoridades educativas y sanitarias sobre las necesidades a medio y largo plazo”.

Es precisamente en el largo plazo que el sistema sanitario español deberá hacer frente a un reto mayúsculo: el envejecimiento de la población. Este factor, junto a un crecimiento económico moderado, “añaden presión al gasto público en salud y cuidados de largo plazo en los próximos años y décadas”.

En este sentido, el organismo internacional apunta que el incremento en el gasto público en salud hasta 2070 se sitúe en valores próximos al 0,5% del PIB español. En cambio, la Ocde prevé que el incremento del gasto público en cuidados de largo plazo equivalga al 1,3% del PIB estatal. Bajo este contexto, “la sostenibilidad presupuestaria a media y largo plazo puede estar en peligro”, comenta la Ocde.

A pesar de todos estos indicadores, España continúa ocupando una posición privilegiada en cuanto a eficacia del sistema sanitario. La mortalidad por causas evitables es la cuarta más baja de la UE, sólo superada por Chipre, Italia y Malta. En concreto, en España se producen 118 defunciones por causas evitables por cada 100.000 habitantes. En el resto de la UE, la media es de 161 muertes por cada 100.000 personas.



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