España se ha posicionado como líder europeo en salud digital gracias a su compromiso con la digitalización del sistema sanitario, una estrategia nacional que busca mejorar la eficiencia, accesibilidad y calidad de la atención médica. Un ejemplo destacado de este éxito es la consolidación de la receta electrónica interoperable, que permite a los ciudadanos obtener sus medicamentos en cualquier farmacia del territorio nacional, sin importar la comunidad autónoma donde se emitió la prescripción. Este logro ha superado barreras administrativas y tecnológicas entre las regiones, estableciendo un estándar de seguridad y continuidad asistencial en el continente. Su clave de éxito radica en su implementación generalizada en todo el país, lo que facilita el proceso para pacientes y profesionales y cuenta con el respaldo de una red de farmacias adaptadas.

Este sistema ofrece importantes ventajas en seguridad y trazabilidad, garantizando un seguimiento completo del medicamento desde la prescripción digital hasta la dispensación, lo que reduce errores manuscritos y elimina fraudes. Los beneficios para los pacientes incluyen la agilización de la renovación de tratamientos crónicos, ahorrando tiempo y desplazamientos, especialmente para personas mayores o con movilidad reducida, y la comodidad de acceder a su medicación en cualquier parte del país. Para los profesionales, el acceso al historial clínico del paciente permite una atención más informada y personalizada, evitando duplicidades e interacciones adversas. En definitiva, la receta electrónica española es un modelo de cómo la tecnología puede construir un sistema de salud más eficiente, seguro y centrado en el paciente, consolidando el liderazgo de España en este ámbito.