El empaquetado farmacéutico actual requiere una transformación urgente, ya que, más allá de proteger medicamentos, influye directamente en la experiencia del paciente, la adherencia a los tratamientos y el impacto ambiental. El modelo convencional, basado en plásticos rígidos, genera un considerable impacto ambiental debido a problemas de residuos y reciclabilidad. Además, a menudo no está diseñado para facilitar la adherencia terapéutica ni el autocuidado, creando barreras para los pacientes que buscan facilidad de uso e información clara, mientras los fabricantes priorizan costes y el sistema sanitario demanda eficiencia. Esta situación obliga a la industria a replantearse el enfoque hacia soluciones más sostenibles y centradas en el paciente.

En respuesta a estos desafíos, están surgiendo innovaciones significativas como el diseño eco-servicio (Eco-SD), que concibe el envase como un servicio integral que facilita la interacción del paciente y reduce el impacto ambiental, promoviendo la economía circular. Esto incluye el uso de bioplásticos, envases reutilizables con tecnología RFID y sistemas de reciclaje específicos. La colaboración multisectorial entre fabricantes, el sistema sanitario y los pacientes es crucial para implementar estas soluciones, lo que se traduce en una mejora de la calidad de vida y adherencia del paciente, una reducción de costes para la industria, y ventajas competitivas. Aunque existen desafíos como la inversión necesaria, la lentitud regulatoria y las barreras culturales, una visión sistémica es fundamental para superar estos obstáculos y avanzar hacia un futuro más sostenible y centrado en el paciente en la industria farmacéutica.