El sistema sanitario de Estados Unidos, actualmente considerado obsoleto, caro y fragmentado, está al borde de una transformación radical impulsada por la tecnología avanzada. Los principales problemas del sistema actual incluyen costes médicos que aumentan anualmente, historiales médicos aislados entre diferentes hospitales, largos tiempos de espera y una escasez proyectada de casi 200.000 médicos para 2037. Esta situación genera frustración tanto en pacientes como en profesionales, y provoca que más de un tercio de los estadounidenses no atienda sus necesidades médicas por razones económicas.

La solución a estos desafíos, según un informe de PWC, reside en la adopción de la inteligencia artificial (IA) y la robótica. La IA puede revolucionar el descubrimiento de fármacos, automatizar tareas administrativas para que los médicos se centren en los pacientes, y personalizar la atención. Por su parte, la robótica, combinada con sensores y monitorización remota, permitirá expandir el alcance de los cirujanos y ofrecer atención hospitalaria en el hogar. Se espera que esta innovación conduzca a un sistema más proactivo, personalizado y digital, centrado en el paciente, mejorando la calidad de la atención y revirtiendo las tendencias negativas de costes.