Una nueva investigación, publicada en la revista PLOS Medicine y liderada por Emma N. Cleary de la Universidad de Indiana Bloomington (EE. UU.), ha descartado que la exposición a analgésicos opioides durante el embarazo aumente el riesgo de Trastorno del Espectro Autista (TEA) y Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en los niños. Aunque estudios anteriores habían sugerido que los hijos de mujeres tratadas con estos analgésicos durante la gestación presentaban tasas más altas de estas alteraciones del neurodesarrollo, el nuevo análisis, que utilizó datos de más de dos millones de niños nacidos en Suecia, concluyó que el incremento de riesgo observado se debe en gran medida a factores genéticos y ambientales, y no a la medicación recetada en sí.

El estudio exploró la posible relación entre la dosis y la duración de la exposición a opioides y el riesgo posterior de diagnóstico de TEA y TDAH. Los investigadores analizaron las tasas de TEA en más de 1.2 millones de niños y las tasas de TDAH en más de 900,000 niños nacidos en Suecia. Aunque inicialmente se observó un patrón de tasas más altas de TEA (por ejemplo, 3.6 % de los expuestos a dosis altas frente al 2.0 % de los no expuestos) y un patrón similar para el TDAH, este aparente aumento de riesgo desapareció al aplicar métodos estadísticos diseñados para considerar los factores genéticos y ambientales que podrían influir en la relación. Los hallazgos sugieren que la asociación se debe a los factores que llevan al uso de los analgésicos opioides, y no a la exposición a los opioides mismos, poniendo de manifiesto la necesidad de ofrecer apoyo psicosocial y herramientas de gestión del dolor basadas en evidencia a las personas embarazadas.