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15/02/2017 09:23:36
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Hackear un corazón humano es posible

Dick Cheney, exvicepresidente de EE.UU., confesó en 2013 la vulnerabilidad de su marcapasos, por la que los médicos decidieron deshabilitarle la comunicación inalámbrica del dispositivo que cuidaba de su corazón por si alguien intentaba atentar con su vida mediante un ataque remoto.

La tecnología juega en la salud un papel vital. La digitalización y la hiperconectividad forman parte de un día a día en el que los informes médicos han abandonado ya el tradicional sistema de papel al mismo tiempo que se pueden hacer consultas vía online o nacen aplicaciones destinadas a vigilar nuestra salud. Estas «apps» ayudan al usuario a controlar su ritmo cardiaco, por ejemplo, sin sustituir nunca una prescripción médica.

Por tanto, la ciberseguridad, parte fundamental de la tecnología, afecta al también al sector sanitario. Las brechas de seguridad en dispositivos médicos pueden provocar consecuencias indeseadas. Cabe recordar el caso de Dick Cheney, exvicepresidente de EE.UU., quien confesó en 2013 la vulnerabilidad de su marcapasos, por la que los médicos decidieron deshabilitarle la comunicación inalámbrica del dispositivo que cuidaba de su corazón por si alguien intentaba atentar con su vida mediante un ataque remoto. De hecho, en 2012, el popular famoso «hacker» Barnaby Jack demostró cómo se podía manipular remotamente un marcapasos para que emitiese un shock eléctrico potencialmente mortal.

La ciberdelincuencia, una vez más, demuestra que no entiende de barreras. La compañía especializada en soluciones de seguridad G DATA alerta, en este sentido, de la necesidad de incorporar en los dispositivos sanitarios «security by design» (seguridad por diseño).

 

 



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