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31/05/2016 12:34:14
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Los españoles que impulsaron la medicina en 3D en el siglo XVIII

Podría ser una novela de Arturo Pérez-Reverte pero es aún mejor, porque pasó de verdad. A mediados del siglo XVIII España necesitaba cirujanos, expertos en anatomía capaces de operar rápido y bien en las condiciones más precarias, en especial las de los barcos de guerra repletos de hombres heridos y amputados. Había que dejar atrás la figura del barbero matarife y entrar de lleno en la modernidad de los colegios especializados que comenzaban a florecer en los países más avanzados de Europa. En 1774, pensionado por Carlos III, un hijo de campesinos pudientes de Cataluña que había estudiado cirugía en Cádiz salió hacia Francia para visitar allí los mejores hospitales y aprender de los pioneros de la nueva anatomía y cirugía que avanzaba al calor de la Ilustración. Se llamaba Antonio Gimbernat y se convirtió en uno de los padres de la cirugía moderna en España. Tras pasar años en hospitales de París, Londres, Edimburgo y Ámsterdam aprendiendo nuevas técnicas de operación y enseñando las suyas propias, Gimbernat regresó con una idea clara: las imágenes del cuerpo humano que había estudiado hasta la saciedad en los libros no preparaban bien para afrontar la complejidad de una operación. Había que ver el cuerpo humano en tres dimensiones, con un nivel de detalle comparable a la versión real.

Tras su regreso a España, en 1787 Gimbernat impulsó el Colegio de Cirugía de San Carlos de Madrid (germen de la actual Facultad de Medicina de la Universidad Complutense (UCM) y puso en marcha un proyecto para recrear en cera el cuerpo humano en todo su detalle. “Fue un proyecto de años, en el que trabajaban médicos, cirujanos, artistas y artesanos, una gran iniciativa científica que fue esencial, pues hasta entonces sólo se conocía la visión bidimensional, en las páginas de los libros”, explica el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga. El codirector de Atapuerca es el comisario de la exposición Arte y Carne, que ha reunido 40 de aquellas figuras de cera hechas en el siglo XVIII (como se ve en esta fotogalería) y de las que han aprendido anatomía médicos y cirujanos de tres siglos.

 

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