AstraZeneca (AZ) tiene una extensa tradición en oncología, aunque en los últimos años la compañía ha destacado más en otras áreas terapéuticos con los que cosecha éxitos médicos y económicos.
En 2015 la oncología supuso el 11,9 por ciento de las ventas globales de la compañía — 2.825 millones de dólares —, mientras que otras áreas como enfermedades cardiovasculares y metabólicas representan el 40,1 por ciento —9.489 millones de euros —. Eso sí, la oncología es un área prioritaria para AZ y cuenta con el marchamo de desarrollo estratégico, ya que aspira a convertirse en una de las palancas de crecimiento de futuro de la biofarmacéutica.
La constatación de que AZ ha decidido poner su músculo investigador y económico en oncología está en que nos encontramos inmersos en un periodo de tiempo — 2014 y 2020 —en el que hay planificados seis lanzamientos de nuevos productos oncológicos: Lynparza (olaparib) — para el cáncer de ovario —, Tagrisso (osimertinib) — cáncer de pulmón no microcítico —, Durvalumab — anticuerpo monoclonal humano anti PD-L1 para cáncer de pulmón no microcítico (CPNM) y cáncer de vejiga, cabeza y cuello y pancreático —, acalabrutinib — inhibidor de la tirosina quinasa de Bruton (BTK) para diferentes cánceres hematológicos —,selumetinib — inhibidor MEK 1/2 para el tratamiento adyuvante de pacientes con carcinoma diferenciado de tiroides — y cediranib — inhibidor de la tirosina quinasa del receptor del VEGF para el cáncer de ovario seroso de alto grado —.
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