Un informe reciente revela que las restricciones regulatorias de precios y reembolsos son el factor determinante que lleva a las compañías farmacéuticas a posponer por años el lanzamiento de versiones mejoradas de sus medicamentos ("follow-on drugs"). Contrariamente a la creencia común, esta decisión no obedece principalmente al miedo a la canibalización del mercado. A pesar de tener la capacidad técnica para lanzar formulaciones optimizadas antes, la práctica demuestra que estas "versiones 2.0" llegan al mercado justo antes de que expire la patente del producto original.

El análisis económico del informe muestra que, en un escenario ideal sin controles de precio, las compañías preferirían adelantar el lanzamiento de la nueva versión, ya que generaría más ingresos globales y permitiría incluso elevar el precio del producto original. Sin embargo, las autoridades sanitarias limitan los precios y condicionan los reembolsos. En este contexto regulado, lanzar demasiado pronto la nueva versión sin poder fijar libremente su precio resultaría en una reducción de ventas sin recuperación de márgenes. La opción económicamente óptima bajo una estricta regulación es "guardar" la innovación hasta que la patente original venza y entren los genéricos. Esto tiene un trasfondo inquietante para los pacientes, quienes pueden perder acceso a terapias más seguras o efectivas durante meses o años debido a estos cálculos financieros y no a retrasos técnicos. El informe plantea el reto a los reguladores de crear políticas que fomenten la innovación sin retrasos innecesarios.