El sector biotecnológico está experimentando una transformación significativa, impulsada en gran medida por la creciente influencia de China en el panorama farmacéutico global. Según Jefferies, aproximadamente un tercio del valor de los acuerdos de licencias de salida (outlicensing) en el primer trimestre de 2025 se centró en activos chinos, un aumento considerable respecto a años anteriores. Desde 2022, las biotecnológicas chinas han desarrollado 639 candidatos a fármacos "first-in-class", marcando un fuerte incremento en su capacidad de innovación. En este contexto, Sino Biopharmaceutical adquirió LaNova Medicines por hasta 951 millones de dólares, lo que representa una adquisición inusual de una biotecnológica innovadora doméstica por una farmacéutica china. Paralelamente, Takeda está preparando la solicitud ante la FDA para su candidato contra la narcolepsia, oveporexton, tras obtener resultados positivos en dos ensayos de fase 3.

Además de la emergencia de China, la dinámica global se complementa con otros movimientos estratégicos y desafíos regulatorios. Otsuka, por ejemplo, ha cerrado un acuerdo de 613 millones de dólares con Cantargia por un anticuerpo IL1RAP para enfermedades autoinmunes e inflamatorias. Sin embargo, Otsuka y Lundbeck enfrentan cuestionamientos de la FDA sobre la eficacia de Rexulti para el trastorno de estrés postraumático, debido a resultados discordantes en fase 3. En el mercado estadounidense, Sun Pharma ha lanzado su medicamento para la alopecia, Leqselvi, tras un acuerdo de patentes con Incyte. Finalmente, las autoridades reguladoras también mantienen un ojo atento en la calidad de la manufactura, con la FDA emitiendo citaciones por preocupaciones de contaminación y pruebas en plantas de Sun Pharma en India, y de Daewoo Pharm y Glenmark en Corea e India, respectivamente.