El constante aumento en los precios de los medicamentos en Europa se ha convertido en una preocupación principal para los sistemas sanitarios, los responsables políticos y los pacientes, creando una tensión entre el acceso equitativo a tratamientos innovadores y la sostenibilidad financiera de la salud pública. El investigador italiano Livio Garattini atribuye este incremento a que las grandes farmacéuticas, al ser mayoritariamente privadas y multinacionales, tienen como objetivo maximizar sus beneficios globales a través de la facturación, asegurando así altos retornos de inversión y el aumento del valor de sus acciones y participaciones.

Ante esta situación, Garattini propone sustituir la negociación de precios individuales por esquemas presupuestarios nacionales, donde los fabricantes serían los únicos responsables financieramente en caso de superar el presupuesto, simplificando el proceso de reembolso. En este modelo, los fabricantes tendrían libertad para comerciar con mayoristas y farmacéuticos privados, mientras que las autoridades sanitarias pagarían a las farmacias comunitarias una tarifa fija por paquete por el servicio público. Garattini considera poco realista y, de hecho, irracional que la Unión Europea adopte una política común de precios debido a la multitud de intereses económicos en juego en todos los niveles del sector farmacéutico y la diversidad en la capacidad de pago de los países, sugiriendo en cambio presupuestos nacionales acordes a la riqueza y disposición de cada país.