Un año después de que Teresa Romero contrajera el ébola en España, la enfermera intenta llevar una vida normal. Tras doce meses de convalencia y apartada de los medios, así vive hoy Teresa su vida tras estar al borde de la muerte y tener a España entera pendiente de su estado de salud durante semanas.

Aprovechando el 'aniversario' de su contagio, Teresa Romero responde cómo vive un año después de haber salido airosa del ébola. Algo que no muchos pueden decir, pues la enfermedad, hace doce meses, se cobró cientos de víctimas en África. La enfermera, discreta y apartada de los medios desde que se recuperara, asegura estar "bien" y hacer "una vida lo más normal posible". "Gracias por interesarte por mí pero no quiero hablar nada más", decía tajante a la periodista del diario 'ABC' que se ha puesto en contacto con ella.

Hoy, Teresa Romero sigue de baja y lidiando con las secuelas del ébola, según ha confirmado su marido, Javier Limón, quien hace un año también estuvo bajo vigilancia, así como otras 15 personas que habían mantenido contacto directo con Teresa cuando ésta ya incubaba la enfermedad. Ninguna de ellas contrajo el virus.

Después de la experiencia, Teresa ya no pertenece a la unidad donde se contagió, reformada recientemente. "No se ha presentado", cuentan fuentes sanitarias del hospital Carlos III al que pertenece aún la enfermera.

A día de hoy, Teresa acude al hospital periódicamente para tratarse las secuelas del ébola, de las que evoluciona favorablemente según el jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciones del Carlos III, José Ramón Arribas. Entre las dolencias de Romero en la actualidad, como el resto de supervivientes del ébola, se encuentra la inflamación ocular, dolor en las articulaciones y cansancio.

Poca cosa en comparación con la muerte, que pasó al lado de Teresa Romero hace un año en varias ocasiones. De hecho, un par de veces los medios se adelantaron y anunciaron su fallecimiento. No iban desencaminados pues, según revelan ahora quienes la trataron entonces, la enfermera pasó dos momentos muy críticos, en los que dejó de respirar durante minutos. Sin embargo, en ambos casos sus compañeros lograron salvarle la vida.

Hoy, los vecinos de Teresa Romero cuentan que está "más delgada" y que "se deja ver poco". Entre esas ocasiones, cuando pasea a su perra, regalo del Ayuntamiento de Alcorcón tras el sacrificio de su can Excálibur por posible contagio. En los últimos días, ni siquiera se ha dejado ver, quizá tras haber viajado fuera de Madrid para celebrar, -u olvidar-, aquella recuperación del ébola que hoy cumple un año.