La administración del presidente Donald Trump está investigando si la dependencia de EE. UU. de la producción farmacéutica extranjera amenaza la seguridad nacional, una pesquisa bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962. Esta investigación podría llevar a la imposición de aranceles sectoriales, que el presidente ha indicado que podrían comenzar bajos y aumentar hasta el 250%. Aunque inicialmente se prometió un anuncio entre mediados de mayo y mediados de junio, y luego para finales de julio, las fuentes oficiales y de la industria sugieren que el informe y la revelación de los aranceles probablemente tomarán varias semanas más. Este retraso se atribuye a que la administración está enfocada en otras prioridades, como cumbres internacionales, y podría anunciar primero los resultados de una investigación similar sobre semiconductores.

El plan del presidente Trump para estos aranceles se basa en una implementación por fases, buscando dar tiempo a las empresas farmacéuticas para aumentar su producción dentro de Estados Unidos y corregir lo que él considera distorsiones en el comercio global. Históricamente, los bienes médicos han sido eximidos de las guerras comerciales para no perjudicar el acceso de los pacientes a los medicamentos. Sin embargo, si se implementan, economistas advierten que estos aranceles podrían elevar los costos para los consumidores estadounidenses. A pesar de que el sector farmacéutico ha estado exento de los aranceles generales impuestos por la administración Trump hasta ahora, empresas farmacéuticas globales se preparan para el posible impacto de esta medida.