La innovación en las fases iniciales del desarrollo de productos se ha consolidado como un factor determinante para el éxito de las empresas manufactureras, especialmente en la industria farmacéutica, donde la complejidad y la presión competitiva son crecientes. Esta fase, conocida como "front-end", abarca desde la generación de ideas hasta la evaluación de viabilidad, y es donde se toman decisiones estratégicas críticas que influirán en el éxito o fracaso del medicamento final. Dada la duración y el coste de los ciclos de desarrollo en este sector, maximizar la eficiencia en esta etapa es fundamental para mejorar la velocidad, la eficiencia y la competitividad de los nuevos tratamientos.

Las empresas farmacéuticas más innovadoras han adoptado un enfoque multifactorial para impulsar la innovación temprana. Esto incluye la creación de estructuras internas claras y flexibles que faciliten la coordinación y la toma de decisiones ágiles entre departamentos como I+D, marketing y regulación. También es crucial fomentar una cultura organizativa de apertura, colaboración y tolerancia al riesgo, liderada por la dirección. Otros elementos clave son la implementación de procesos formales pero adaptables, la gestión del conocimiento organizativo para capitalizar experiencias previas, la colaboración externa con entidades como universidades y startups, y una clara alineación con la estrategia general de la empresa. Finalmente, el desarrollo de capacidades analíticas para evaluar oportunidades y una visión sistémica que integre el front-end con todo el proceso de innovación son esenciales para el éxito.